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La economía mundial sigue en fase de expansión

“Primera ley de la termodinámica: la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma.”    

Hace aproximadamente un año, en nuestra presentación sobre la crisis del Covid-19, hacíamos un símil entre los mercados financieros y una locomotora de vapor, que funcionaba a todo motor gracias a las ayudas monetarias y fiscales recibidas durante aquellos meses y finalizábamos advirtiendo de los daños colaterales que podrían producirse fruto de dichas actuaciones.

Un año más tarde, parece evidente que existen ciertos desequilibrios que están afectando a los mercados; algunos con origen natural, como los desajustes entre oferta y demanda, como los retrasos en los tiempos de entrega y la escasez de algunos productos intermedios, y otros efectos que podrían entrar en el terreno financiero, como el incremento de valoraciones y la inflación, o el incremento de deuda, que ha sido objeto de debate en la discusión del techo de gasto en EE.UU.

Una inflación que ha sido diagnosticada por activa y por pasiva como temporal, con razones fundamentadas como los efectos base de comparación entre un periodo de cierre y uno de apertura, aunque cada vez más voces autorizadas, comienzan a destacar que la temporalidad va a ser más larga de lo estimado originalmente. La crisis energética que estamos viviendo, y que todos conocemos, no hará más que empeorar la situación.

Así que, los bancos centrales que han dejado flotar la inflación al rededor del 2%, se encuentran cifras “temporales” como la de Alemania, que con un 4,1% se sitúa en el mayor nivel de los últimos 29 años, mientras que, para el conjunto de la eurozona, la cifra es del 3,4% (la mayor de los últimos 13 años). Algo, por cierto, que está dando buenos réditos a los productos ligados a la inflación en que estamos invertidos en algunos fondos como Welzia Ahorro 5.

¿Seguirá la FED haciendo la vista gorda por mucho tiempo?

Si la economía continua fuerte, más pronto que tarde comenzará a retirar estímulos, algo que comienzan a recoger los tipos reales y que ha causado alguna brusca caída en sectores y compañías que podríamos considerar “caras”, con unos niveles de valoración elevados. Y junto con las dudas de China, han provocado la primera caída mensual del S&P 500 en los últimos 7 meses.

Con respecto a China, es difícil de hacer un análisis racional con una economía tan intervenida y en la que tanto depende de la estrategia política del partido comunista. La quiebra de Evergrande de la que, por cierto, ni tan siquiera sabemos si ha quebrado o no, supone un reto de grandes proporciones en un país, en el que el peso de la construcción sobre el PIB se calcula entre el 15% y el 20%. No hace mucho que hemos vivido en nuestro país una crisis similar, y aunque la capacidad de maniobra del partido comunista se estima (erróneamente) infinita, veremos si logran evitar una ralentización económica. No esperamos que Evergrande sea un “match ball”, sino una carrera de fondo a seguir en los próximos meses.

Salvando esta incertidumbre, la economía mundial, aunque ya con menor velocidad, sigue en fase de expansión, con datos de crecimiento por encima de la media. La variante delta cada vez tiene menor relevancia y así lo celebran las compañías relacionadas con el turismo. Además, en las próximas semanas, conoceremos los resultados empresariales del tercer trimestre, que tienen que despejar una duda, el efecto en márgenes del incremento de costes que estamos viviendo. Las expectativas han ido corrigiéndose, pero buena parte de lo que suceda de aquí a final de año, dependerá de esto.

Tanto por el lado de los beneficios, como por el de las valoraciones. Atentos al bono americano.

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