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Los bancos centrales generan incertidumbre en los mercados

La brújula gira, desorientada, en un mar de dudas.

En el anterior mensual hablábamos de “air pockets”, de movimientos bruscos en entornos de valoraciones exigentes y de que en los mercados seguía prevaleciendo el guión de “lo bueno es malo, y lo malo es bueno”, siempre con la atención centrada en la función de reacción de la FED a los datos económicos que vamos conociendo, para entender hacia dónde nos dirigimos.

Y en ese sentido, en los últimos meses, la brújula económica nos está volviendo a todos un poco locos, con giros inesperados, haciendo más difícil entender lo que nos rodea. De hecho, en estas semanas, han convivido mensajes de aceleración, de aterrizaje suave, de estanflación, en función de los datos macro que se han ido publicando. En algunos casos, incluso ha habido señales recesivas, en un mercado en el que las cotizaciones no están en absoluto poniendo en precio dicha posibilidad. En este último caso, hablamos de los datos de servicios en EEUU, medidos por la encuesta ISM, que ha vuelto a niveles de contracción (<50), por primera vez desde diciembre de 2022. Esto, unido a la contracción también en la encuesta manufacturera, nos deja un escenario, que suele producirse en momentos de recesión. Todo ello, semanas después de la encuesta manufacturera volviera a terreno positivo después de año y medio de contracción, y pareciera que las cifras de producción indicaban hacia una nueva etapa de expansión.

El PIB norteamericano del primer trimestre, ha pasado del 2,5% esperado al 1,6%. Aunque es una sorpresa negativa, es verdaderamente envidiable frente a una Europa, donde Alemania crece al 0,2% (una décima más de lo esperado).

Los datos de empleo, con los Payrolls como indicador principal han pasado de salir por encima de lo esperado a publicar por debajo de las estimaciones, aunque, eso sí, siguen en una envidiable situación de pleno empleo (la tasa de desempleo está en el 3,9%). Aunque ya con algunas cifras de salarios apuntando a cierta moderación y menores tasas de abandono, lo que apunta hacia un mercado laboral menos caliente, aunque las cifras de inflación sigan siendo más altas de lo esperado, especialmente en EEUU, y donde la inflación general (3,5%) y subyacente (3,8%) sorprendieron negativamente el día 10 de abril.

Todo ello hace que los tipos y las valoraciones fluctúen, que las bolsas de EEUU, más caras, hayan caído con más fuerza en abril, pero también que se hayan recuperado con más fuerza tras los últimos datos macro más flojos. Se dan la vuelta las bolsas, el treasury a 10 años se fortalece después de haber alcanzado el 4,70% y el dólar se debilita, con los últimos datos macro más flojos. De nuevo; cuanto peor, mejor.

También ayudan los resultados empresariales, que en líneas generales han sido positivos, eso sí, con unas estimaciones que se habían ido rebajando en los últimos meses, por lo que las “sorpresas” positivas no lo son tanto. Los analistas esperan un segundo semestre mejor que el primero, y comparaciones año contra año claramente mejores según avance el año, veremos si el último impulso económico del primer trimestre continúa y aúpa los resultados en los siguientes meses. De nuevo, importante conocer la dirección.

China, podría ser clave también, si se confirma el despertar de la economía, algo que algunos mercados, bolsas, o materias primas, parece que tentativamente quieren intuir. Uno de los principales beneficiados, podrían ser las bolsas europeas, en las que confluyen valoraciones más baratas, una evolución macro muy floja (pero al alza), y próximas bajadas de tipos, que se producirá con bastante seguridad en el próximo mes.

Todo ello bajo el auspicio del “sell in may”, patrón cíclico que tiene detractores y seguidores, y que seguirá dando titulares en las próximas semanas.