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Qué aporta la inversión en capital riesgo a una cartera tradicional

En el mundo de las finanzas en los últimos tiempos ha sido difícil no oír, en repetidas ocasiones además, no sólo en prensa sino también en conversaciones con nuestro círculo más próximo, que la diversificación es un factor básico a la hora de invertir si se quiere tener éxito.

Una parte de esta diversificación la conseguimos invirtiendo en diferentes clases de activos, y es en ese momento cuando aparece la figura del Capital Riesgo. Desconocida para gran parte de los inversores, porque se consideran activos ilíquidos y porque para realizar este tipo de inversiones era necesario tener un patrimonio muy elevado, puesto que el mínimo para invertir en Capital Riesgo era de 100.000 euros. Este segundo obstáculo se ha resuelto recientemente con la modificación de la ley que lo regula y desde septiembre la inversión mínima se ha rebajado hasta los 10.000 euros, con lo que pasa, ahora sí, a ser un activo a considerar de cara al futuro para la mayoría de inversores, y es entonces cuando surgen varias cuestiones.

 

Por qué incorporar activos alternativos a una cartera

Lo primero que nos tenemos que preguntar es ¿qué papel deberían desempeñar los activos alternativos en mi cartera? Los activos alternativos juegan un papel cada vez más importante en las carteras. El acceso a Fondos y Sociedades de Capital Riesgo (FCR y SCR) facilita al inversor participar en oportunidades atractivas, gestionando adecuadamente el riesgo de estas inversiones, puesto que nos permite acceder a múltiples compañías, la mayoría no cotizadas, de forma diversificada.

En España el peso en las carteras de estos activos todavía es bajo, no obstante, en los últimos años, impulsados por el entorno de bajos tipos de interés y por las ventajas fiscales que atesoran estos vehículos, hemos visto crecer considerablemente la exposición a productos alternativos en las carteras de los inversores. Incluyendo también un mayor apetito por estas alternativas entre los inversores más jóvenes y formados.

Una vez decidida la conveniencia de tener capital riesgo entre nuestras inversiones, llegamos a la segunda pregunta: ¿Qué peso deberían tener aproximadamente en una cartera global? La respuesta no es sencilla. Depende principalmente del volumen de patrimonio financiero que tenga el inversor, de su horizonte temporal y, en definitiva, de su perfil de tolerancia al riesgo. No hay una respuesta única que sirva para todos, y es más que recomendable tener en cuenta la opinión de profesional, ya que en cada caso se tiene que analizar de forma individualizada. No obstante como referencia, podría decirse que sería interesante diversificar entre el 10% y el 20% de la cartera en activos ilíquidos o alternativos.

Llegados a este punto, una vez decidido que vamos a invertir y qué cantidad vamos a destinar a las inversiones en productos alternativos es cuando nos planteamos, ¿qué estrategias dentro del Capital Riesgo tienen más sentido y pueden aportarnos más valor en el momento actual? En los últimos años hemos visto multitud de vehículos enfocados a Venture Capital en el ámbito tecnológico y que ha ofrecido magníficas oportunidades, si bien la reciente subida de los tipos de interés está presionando las valoraciones. En 2022 las inversiones en infraestructuras y energías renovables han sido las más solicitadas, sin olvidarnos de los Search Funds. En cualquier caso, podríamos estar en un momento idóneo para los vehículos orientados hacia compañías industriales más pequeñas, que compran a múltiplos más atractivos, buscando nichos de mercado que pasan desapercibidos por los grandes fondos.