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welzia informe mensual 2023

En 2023 ponemos la mirada en la economía real

“La única función de la predicción económica es hacer que la astrología parezca respetable”. John Kenneth Galbraith

La palabra recesión sigue flotando en el ambiente y, sin embargo, los mercados siguen mostrándose bastante complacientes, al menos en cuanto a activos de riesgo se refiere. Y es que, aunque los datos macro que estamos conociendo indican una clara desaceleración de la parte manufacturera de la economía (ayudando además a reducir la inflación), el empleo y los servicios siguen mostrando una clara fortaleza, sobre todo en Estados Unidos.

Si nos guiamos por algunos indicadores como la inversión de la curva, en máximos históricos, la recesión es algo hecho en los próximos meses. Esto, de alguna manera, se va poniendo en precio en los tramos largos de la curva americana y en las expectativas de bajadas de tipos para 2024, algo que también debilita al dólar frente a la mayoría de divisas y que lleva al cruce frente al euro a la zona del 1,05.

La primera reacción bursátil, sin embargo, es celebrar una posible menor agresividad de la Fed con subidas, que como en verano, nos llevan a las puertas del 4.100 en el índice S&P 500, con un rally desde mínimos superior al 15%. Más fuerte sin duda es el rally de la bolsa europea, superior al 20% que nos deja cerca del 4.000 en el índice Eurostoxx 50.

Esta subida bursátil arrastra al resto de activos de riesgo, como los spreads de crédito, que se han estrechado estas semanas, beneficiando a segmentos como el High Yield. Sin embargo, son los activos de crédito con mayor duración, los que han tenido mejor comportamiento en las últimas semanas; el “investment grade” o los bonos emergentes (que se benefician además de un dólar más débil).

Uno de los motivos que llevan a los economistas para pronosticar una recesión en los próximos meses, se encuentra en el endurecimiento financiero provocado por las subidas de tipos de la Fed. Unas subidas que no han terminado, y que posiblemente continúen bien entrado 2023, aunque eso sí, a un ritmo inferior al actual. Si ya se nota un parón en la actividad del sector inmobiliario, y las subidas de tipos afectan con un cierto retraso a la economía, el lastre de tipos más altos irá filtrándose a la economía real y al consumidor durante los próximos meses del año próximo, como siempre cebándose en los sectores más endeudados.

La discusión, por parte de los distintos economistas, no es ya si entramos o no entramos en recesión, sino qué tipo de recesión nos vamos a encontrar, estando de momento el consenso de acuerdo en que partimos de una situación buena en cuanto a fundamentales, donde no hay grandes desajustes, y donde los consumidores no tienen exceso de endeudamiento, gracias al ahorro acumulado durante el Covid-19. Aducen que partimos de una tasa de desempleo muy baja en Estados Unidos, del 3,7% y que, por tanto, aunque se produzca una desaceleración, ésta no será tan fuerte.

El exceso de consenso en mercado es peligroso, ya que la realidad suele sorprendernos invariablemente. Tan solo hay que mirar un año atrás cuando parecía que 2022 iba a ser un año de crecimiento muy por encima del potencial, y realmente lo ha sido, pero en términos nominales, no en términos reales. Si se cumplen los objetivos de los bancos centrales, los próximos meses deberíamos ver una reducción de la inflación, acompañando el menor crecimiento económico.

Sin embargo, y a nuestro juicio, las recesiones “las carga el diablo”, no son tan fáciles de pronosticar y suelen llevar aparejadas fuertes contracciones de consumo e inversión y caídas de beneficios. Algo que no hemos visto en lo que llevamos de año, donde el fuerte incremento nominal de ventas ha significado un fuerte impulso de ingresos para las compañías. Así que recomendamos seguir poniendo el foco en la economía real y los beneficios empresariales, más que en los discursos de los banqueros centrales.

 

 

Informe Mensual Diciembre 2022