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Sumergidos en un proceso de normalización de tipos

El efecto mariposa, término acuñado por el meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz, se aplica para explicar las teorías del caos, donde el aleteo de una mariposa en Brasil puede originar un tornado en Texas…

El mes de febrero, ha estado marcado sin duda por el rápido movimiento de caída de los precios de la deuda pública americana de mayor plazo, que ha elevado la rentabilidad (yield) del bono a diez años desde cerca del 1% al 1,40% provocando una serie de movimientos sísmicos colaterales en otra serie de activos, poniendo en marcha un rápido “reflation trade” en el mercado.

A medida que transcurren las semanas, el ritmo de vacunación se dispara en algunos países como Estados Unidos, Reino Unido o Israel, y demuestra la eficacia de las mismas. La tercera ola del virus poco a poco va remitiendo y se va poniendo en precio la paulatina apertura de los países y el comienzo de la movilidad, lo cual revitaliza algunas temáticas de reapertura, con buenos comportamientos de compañías relacionadas con el turismo, como hoteles y aerolíneas, por ejemplo.

Del mismo modo, la mejora de datos macro sigue poniendo, sobre el papel, una recuperación rápida, una salida bastante fuerte de la crisis, muy diferente de la anterior recesión (la llamada gran crisis financiera), que afectó de forma duradera a la actividad económica y dejó cicatrices mucho más profundas en lo que a crecimiento económico se refiere. Estados Unidos, gracias a su agilidad y respaldado por una fuerte expansión fiscal, recuperará la senda de crecimiento económico, previa a la crisis, durante el segundo semestre de este mismo año.

Esta mejora viene acompañada de un proceso de normalización de los tipos de interés de mayor plazo, dado que los tipos a corto plazo no se van a mover, habida cuenta de las manifestaciones de los bancos centrales al respecto. Pero la pendiente de las curvas comienza a subir, los bonos recuperan el terreno perdido, dejan de descontar niveles deflacionistas y recesionistas y vuelven a los niveles previos al comienzo de la crisis, al igual que lo han hecho otros activos como el petróleo. Esta subida de los precios de la energía, junto con la del precio de otras commodities, también lleva al alza las expectativas de inflación que se sitúan en niveles cercanos a los máximos de los últimos años, añadiendo más presión a los tipos del largo plazo.

Todo ello provoca una fuerte rotación sectorial “value”, con fuertes alzas en sectores como energía y financieras y debilidad en sectores más defensivos o más “bond proxies”, donde el alza de la yield de los Treasuries reduce algo la valoración de dichos activos; hablamos de compañías eléctricas y de consumo estable, como alimentación y bebidas, salud o incluso algunas compañías tecnológicas, que también han visto sufrir sus cotizaciones durante algunos momentos del mes. Incluso con fuertes caídas si hablamos de algunos sectores de tecnología más puntera, donde las alzas habían sido mucho mayores y que se toman un respiro durante este mes. El ejemplo paradigmático es Tesla, que después de alcanzar máximos, retrocede un 15% en el mes de febrero y está en negativo en el conjunto del año; aunque se podría decir lo mismo de otros segmentos como los de energías limpias, que retroceden desde máximos casi un 20% en lo que llevamos de año.

En nuestro tema del mes, analizaremos con mayor profundidad el escenario de alzas de tipos y las consecuencias para los activos de riesgo de dicho comportamiento.

 

Informe Mensual Marzo 2021    Informe Mensual Marzo 2021