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La inteligencia artificial y la productividad

En las últimas semanas, parece que todo el mundo está centrado en el “next big thing”: la Inteligencia Artificial. Hemos dejado a un lado las modas del Blockchain o del Metaverso y nos adentramos en un mundo en el que la computación da un paso adelante y nos permite un diálogo de tú a tú con el ordenador, con acceso a fuentes de datos infinitas y rapidez computacional, de manera que se pueden solventar tareas complejas, mejor y más rápido que un ser humano. El abanico de posibilidades que se abre en el medio plazo es bastante extenso, más allá del posible incremento de productividad de los trabajadores.

Encontrar hoy los ganadores del mañana se torna espinoso, aunque el mercado apuesta por los fabricantes de chips y por los grandes líderes, Microsoft y Alphabet que, con su gran poder económico, incorporan sus propias aplicaciones de IA a sus herramientas de siempre.

Cada vez más, vivimos en un mundo en el que las transiciones ocurren de forma más vertiginosa. Compañías como Nvidia más que duplican su valor en lo que llevamos de año, uniéndose al club del Billón de capitalización bursátil y arrastrando a índices como el Nasdaq 100, que sube un 7,6%. Eso sí, cotizando a más de 30 veces ventas, se torna complicado ver que el precio actual compense el incremento de negocio esperado para la próxima década. Y todo esto ocurre mientras el conjunto de compañías del S&P 500, si las medimos de forma equiponderada, caen un 4% en el mes de mayo. La fiesta no es para todos.

Pasado el cuento del techo de deuda, en el que, como era de esperar, no terminó de llegar el lobo; el legislador americano da patada a seguir, posiblemente hasta 2025, para volver al punto de partida, mientras sigue con una situación fiscal dudosa. Fitch amenaza con bajar el rating, manteniendo el AAA en observación.

Por otra parte, mientras el techo de deuda se ha llevado todos los titulares, China se ha ido quedando rezagada en comportamiento bursátil. Se han registrado cifras bajas de datos manufactureros, siguen las dudas sobre el mercado inmobiliario y, en general, se han desinflado todas las expectativas puestas en la reapertura tras el fin de la política del Covid-0. El consumidor chino parece que opta por el ahorro y el gasto de proximidad, y no hay cifras extraordinarias de recuperación macro, lo que arrastra a la baja los precios de las materias primas este mes.

Y como no hay mal que por bien no venga, la caída de materias primas, arrastran a la baja los precios de producción industrial, y los efectos base naturales al cumplirse un año de los mayores precios del gas y el petróleo tras la invasión de Ucrania, hacen que las cifras de inflación comiencen a girarse con fuerza a la baja, sorprendiendo a las expectativas. Esta dinámica, continuará en los próximos meses, permitiendo que los bancos centrales tengan un comportamiento más moderado. La clave será dónde quedará la inflación subyacente en el medio plazo, que seguramente sea más del 2% esperado por FED/BCE.

Mientras tanto, la situación dispar entre manufacturas y servicios sigue siendo llamativa. Como venimos comentando en los últimos tiempos, tras la salida del Covid-19 el consumidor occidental, que optó en un primer momento por consumir bienes, se refugia ahora en el consumo de servicios, soportando unas economías que se mantienen en crecimientos bajos, pero positivos, y más importante, con creación de empleo, lo que evita una contracción brusca de la economía.

Si miramos más allá de los próximos meses, el reto será compaginar el incremento de productividad provocado por la irrupción de la IA, con la generación de empleo a largo plazo. Cada irrupción tecnológica ha supuesto un paso adelante en el bienestar y el crecimiento mundial, pero no sin dejar algún daño colateral por el camino, entre ellas las valoraciones bursátiles de compañías que se prometían las ganadoras en el pitido inicial de la carrera, como ocurriera con la propia Intel en los años 2000. Hasta ahora, y en las últimas semanas, los activos de riesgo se han ido comportando de forma más o menos positiva, sin movimientos exacerbados, con caídas en primas de riesgo, con unos spreads de crédito contenidos, y con una volatilidad a la baja.

 

Informe Mensual Junio 2023