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Cómo gestionar renta fija al son de los bancos centrales

Nos encontramos en un momento muy complejo para el inversor conservador con tasas de inflación por encima del 7% y con unos tipos de interés todavía muy lejos de esos porcentajes. Durante estos últimos años, se ha tratado de convencer al inversor de que la renta fija era la menos fija de las rentas, pero la receta utilizada para paliar esta situación que consistía en aumentar un peldaño el nivel de riesgo de inversor en búsqueda de rentabilidades positivas va camino de estar obsoleta.

No obstante, por supuesto, tenemos que tener claro que siempre que se producen desajustes en un mercado destinado al cambio también se producen oportunidades.

Aunque no existe una receta mágica, lo que realmente se encuentra obsoleto es la forma de gestionar la renta fija de antaño, con unos fondos ultra diversificados que apenas rotan la cartera ni deciden salirse del rebaño en búsqueda de oportunidades; como siempre digo, quien se tiene que mover es el gestor, no el cliente.

Vayamos a ejemplos concretos que hemos vivido este mismo año. Comenzamos el año hasta el estallido de la guerra con un comportamiento negativo para la duración de tipos de interés (por la subida de tipos) pero no contagió a la duración de crédito, algo que supuso una oportunidad para emplear por las coberturas de la duración con cortos del bund o treasury como hicimos en los fondos de Welzia.

Mientras que el inversor que hubiera estado invertido durante el mes de enero sin moverse en bonos de gobierno español o americano o en bonos corporativos de elevada calificación crediticia hubiera perdido cerca del -2%, aquel que hubiera jugado activamente las coberturas de los bonos de gobiernos podría haber defendido la rentabilidad y evitar haber perdido.

Posteriormente, durante el mes de febrero nos encontramos un mercado con alzas en las expectativas de inflación pero sin embargo aquellos bonos flotantes o ligados a la inflación se resistían a seguir ese ritmo de subidas, un desajuste que posteriormente dio sus frutos y llegaron a subir cerca del 1% a pesar del rendimiento negativo del resto de activos.

Después, con el estallido de la guerra y aumento de precios del petróleo y materias primas, vimos cómo el mercado de crédito se venía abajo sin distinción, lo que nos proporcionó oportunidades en bonos de empresas como Ryanair (cuyo bono a vencimiento 2023 se pasó de frenada y llegó a caer más del 2% para luego subir ese 2% en dos días cuando era la aerolínea con el mayor porcentaje de cobertura sobre combustible y apenas tenía exposición a Rusia), bonos en empresas de petróleo&gas, e incluso vimos como los Cocos bancarios en euros como el de Unicrédito llegaban a caer más del -10% sólo por la supuesta exposición a Rusia (una exposición que, aunque se hubiera realizado el write off, en términos de solvencia de capital apenas le rebajaba sus colchones de distribución un 0,3%).

Ahora mismo, nos encontramos en un momento más cómodo después de que se haya puesto en precio la mayoría de las subidas de tipos de interés, pero es cierto que creemos que los bancos centrales todavía pueden sorprender negativamente por la parte de renta fija de gobierno.

No obstante, continúo viendo una oportunidad increíble en la renta fija de compañías del sector energía (oil&gas). La mayoría de estas compañías tienen un hándicap en el rating que las agencias de calificación le adjudican debido solamente a lo ocurrido estos últimos años, y se trata de un sector a nivel de solvencia injustamente denostado en la actualidad.

Estoy asombrado a analizar bonos de compañías de este sector que ya están generando suficiente caja este año como para repagar la deuda en su totalidad y sin embargo están pagando rentabilidades 3 o 4 veces superiores al resto del mercado de renta fija debido principalmente a que las agencias de calificación todavía no han actualizado su análisis adecuadamente y les otorgan rating de alto rendimiento con el mismo riesgo que cuando el petróleo cotizaba un 80% por debajo de los niveles actuales.

Todas estas oportunidades han dado rentabilidades positivas o creemos que pueden darlas en un entorno que es el año más negativo para la renta fija de la historia, por lo que volvemos a reincidir en el mensaje: quien se tiene que mover es el gestor.