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Tras los miedos de agosto, llegan los estímulos

En estas últimas semanas, la narrativa del aterrizaje brusco ha ido dejando paso al del aterrizaje suave, gracias a una serie de mejores datos económicos y, sobre todo, a las bajadas de tipos y a los estímulos monetarios y fiscales que hemos visto en China.

Y es que la Reserva Federal sorprendió a muchos con una bajada de tipos más fuerte de lo esperado, 50 puntos básicos, alegando que la bajada de inflación les permite un cierto margen de actuación en este ciclo de bajadas de tipos. El Banco Central Europeo también recogió el guante, y tras un dato de inflación bastante débil, donde la cifra de inflación general cae por debajo del 2%, parece indicar que volverá a bajar tipos en octubre, en lugar de esperar a la reunión del 12 de diciembre. En definitiva, los bancos centrales están del lado del mercado, y reducen el exceso de endurecimiento de las condiciones financieras, aliviando la presión de los altos tipos de interés a los distintos agentes económicos.

Además de las bajadas de tipos, tenemos a China que protagoniza la gran sorpresa del mes, y casi diría del año, con una serie de medidas monetarias y de ayuda al sector residencial y bursátil, tomadas por sorpresa en una reunión inesperada. Las medidas van encaminadas a realizar más bajadas de tipos, a facilitar la compra de viviendas y a soportar las valoraciones bursátiles. En definitiva, medidas para proteger el ahorro de las familias chinas. Queda pendiente la concreción y ejecución de las medidas y una mayor coordinación fiscal en otras áreas, pero la noticia provocó una auténtica fiesta bursátil en la región, con unas bolsas que habían estado muy deprimidas, que muchos calificaban de “ininvertibles”, y resulta que en un par de semanas disfrutan de subidas del 25%.

Así que, a base de estímulos, los mercados suben con fuerza en septiembre, además de forma generalizada, porque suben las bolsas y los bonos a la vez. Eso sí, siempre con un marcado sesgo hacia sectores o compañías con más peso de ventas en China, como por ejemplo mineras o lujo.

Por marcar un paréntesis, no todo han sido vino y rosas en el mes, porque además del riesgo geopolítico y la tensión creciente en oriente próximo, seguimos viendo una acusa debilidad en el sector manufacturero europeo, y en concreto, comenzamos a ver la primera ola de “profit warnings” en el sector de autos europeo. Y es que, en cuestión de días, prácticamente todo el sector ha rebajado las estimaciones de beneficios, y en algunos casos, han dado un buen recorte a sus márgenes esperados. Y todo por China, cerramos el círculo otra vez, ya que las compañías están reportando menores ventas en aquel país, y por otra parte sufren la competencia de coches eléctricos más baratos procedentes del gigante asiático. El parlamento europeo ha votado, no sin mucho debate y con poca unanimidad, el incrementar las tarifas al vehículo eléctrico, que en algunos casos podrían llegar al 45% (actualmente eran del 10%). El hecho de entrar en una guerra comercial con uno de tus principales socios, China, no parece lo más aconsejable para Alemania, o para Europa en general, que sigue teniendo una tasa de crecimiento muy débil en comparación con EEUU.

Al otro lado del charco, tenemos a un país en plena campaña electoral, a la espera del 5 de noviembre, y donde los últimos datos de empleo y de crecimiento, parece que alejan los miedos de recesión, lo que vuelve a impulsar a sectores cíclicos y a dejar a un lado los defensivos, que vuelven a sufrir.

En las próximas semanas tendremos las presentaciones de resultados del 3er trimestre, y salvado el ruido macro, con estímulos en el camino, la clave pasará a observar la micro, y ver si las compañías notan o no, la debilidad que se dejaba entrever en la economía en el mes de agosto.