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Tensión en los mercados financieros

Cambios persistentes en las condiciones financieras pueden tener implicaciones para el rumbo de la política monetaria.

Powell 01/11/2023

 

En el mensual anterior hacíamos referencia a cómo las políticas fiscales estaban creando tensión en las curvas de gobiernos, que estaban rozando niveles de yield nuevamente máximos y de cómo ello estaba causando tensión en los mercados financieros. Durante el mes de octubre podríamos decir que la situación se ha repetido, hemos sufrido momentos de tensión al rozar el bono americano a 10 años el 5%, con los tipos reales en el 2,50% (máximos desde 2008), forzando a la baja las valoraciones de bolsas y de nuevo provocando caídas de los bonos y activos de alta duración.

A esta situación se le une el abyecto ataque terrorista de Hamás, que ha incrementado el riesgo geopolítico en oriente medio, provocando tensión en los mercados financieros, una situación que quizá se ha reflejado más en el oro y el petróleo que en cualquier otro activo.

Sin embargo, y como suele decir el dicho: Dios aprieta, pero no ahoga. Los bancos centrales han comenzado a mandar mensajes subliminales en sus últimas reuniones, mensajes que incorporan el hecho de que, toda esta tensión financiera, está de alguna manera realizando su trabajo, es decir, que todo este endurecimiento financiero hace innecesario nuevas subidas de tipos y, de forma sincrónica, todos los grandes bancos centrales deciden no subir tipos en el mes de octubre. El mercado, vista la reacción a los comunicados, comienza a poner en precio, con más seguridad, que el ciclo de subida de tipos ha terminado.

Una de las variables que vigilan los bancos centrales es la demanda de crédito, y esta se está deteriorando con fuerza. Según la Fed de Dallas, que analiza la actividad de 69 instituciones financieras en su región, el 49,3% de las mismas reporta caídas de demanda de préstamos en las últimas 6 semanas. En Europa, la encuesta realizada por el BCE, arroja que la demanda de préstamos de las grandes compañías sigue empeorando, cayendo un -36%, que se acerca a los mínimos alcanzados en la crisis financiera de 2008 (-37%).

En el fondo, esto es exactamente lo que buscan los bancos centrales, enfriar la economía para reducir la inflación, y que esta no se perpetúe. La inflación general ha ido cayendo hasta el 3,7% en EEUU y el 2,9% en Europa. Y es bastante probable que en los próximos meses la inflación core siga cayendo, contribuyendo a que los bancos centrales se mantengan en pausa.

A pesar de todo lo dicho, la economía americana ha mostrado una gran fortaleza durante el tercer trimestre, creciendo a un ritmo del 4,9% y con fuerte creación de empleo. El consumo sigue siendo el gran culpable, y nos aproximamos a una de las mejores épocas del año para el mismo, con eventos como Halloween, Thanksgiving, Blackfriday, Navidad. Veremos si el ahorro acumulado tras el Covid-19 sigue influyendo, o si el final del periodo de cadencia de los préstamos estudiantiles comienza a mermar el gasto del consumidor.

La situación europea es menos halagüeña, con unos datos de PIB cercanos a la zona de contracción (Alemania -0,1%) y niveles de actividad manufacturera claramente recesivos.

En resumen, la presión en tipos, la guerra en Israel, y las bajadas de actividad en Europa provocaron que los índices bursátiles cayeran y testearan niveles que habíamos considerado de soporte. Pero cuando parecía todo más complicado, llegaron muy puntualmente los bancos centrales para salir al rescate de bonos y bolsas. Un alivio de la tensión, una válvula de escape, que congela por el momento la variable tipos y que deja la evolución bursátil en manos de la actividad económica y el crecimiento de los beneficios empresariales para los próximos meses.

 

Informe Mensual Octubre 2023