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Inteligencia artificial, bolsa y expectativas: ¿qué ha pasado en el mercado?

Cambios en la corriente del largo plazo. AMOC (Atlantic Meridional Overturning Circulation)

Durante los últimos meses se ha incidido mucho, y se han derrochado ríos de tinta, sobre el excepcionalismo norteamericano, la imbatible fuerza de las 7 magníficas; sobre el potencial del crecimiento económico y de las bolsas de aquel país, hasta el punto de que muchos inversores se han abandonado a la gestión pasiva y, claudicado en las posiciones en otras zonas geográficas y apostando todo al billete verde.

Después de tantos años de comportamiento positivo de las bolsas americanas, y del mal comportamiento de las europeas, parece que la tendencia es inamovible. La tecnología sigue favoreciendo a EEUU y encima ahora, con la irrupción de la IA, todo apunta a que lo seguirá haciendo.

Esto me recuerda al proceso de las corrientes oceánicas del atlántico norte, que durante miles de años han proporcionado un clima benigno en Europa, al arrastrar el agua fría del ártico hacia las profundidades y devolverlo cálido de los trópicos, en un proceso de convección termohalina, en los que influye la temperatura y la salinidad. Este proceso, que damos por hecho, según algunos científicos se puede interrumpir, en parte por dinámicas naturales y en parte por efectos de calentamiento global, con consecuencias importantes para el clima europeo, con menores precipitaciones y temperaturas más bajas. No se puede vivir esperando que ocurra, pero el riesgo no es baladí y hay que mantener la vigilancia.

En nuestro caso, yendo a contracorriente en diciembre, incrementamos las posiciones en renta variable europea, con la idea de que todas las noticias negativas estaban ya puestas en precio en el viejo continente. De momento, el comienzo de año nos está dando algo de tregua y la apuesta parece estar dando sus frutos. El gobierno francés es débil, pero ha podido pasar los presupuestos, y los beneficios empresariales que estamos conociendo estos días están siendo positivos, o menos negativos de lo esperado. Mientras que, en EEUU, comienza a verse el lado menos positivo de Trump, como la amenaza de aranceles a Méjico y Canadá, seguramente un farol, para conseguir otras ventajas competitivas, como el control de las fronteras.

También causa revuelo en el mercado la irrupción de la tecnología de la IA en China, con el anuncio del modelo Rt1 de DeepSeek. Esto, con la debida distancia, nos recuerda a la carrera espacial de la guerra fría. De momento parece que EEUU lleva ventaja, pero nunca se pueden descartar sorpresas. Eso sí, a juzgar por los miles de millones de dólares de “capex” comprometidos por las grandes tecnológicas, la carrera de la inversión está ganada. Según S&P Global, solamente entre Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta y Oracle invertirán cerca de 1 Billón (español) en infraestructura de IA entre 2024 y 2027.

La inversión está ahí, EEUU es el líder, pero queda una gran pregunta por responder. ¿Podrán las empresas rentabilizar sus inversiones? ¿Serán las líderes de hoy las ganadoras del mañana? Podemos hacer un símil con la expansión del ferrocarril en EEUU durante el siglo XIX, que favoreció en gran manera el crecimiento del país, la expansión hacia el oeste, la prosperidad, la interconexión y el comercio, pero terminó en 1894 con un 25% de las compañías en bancarrota. Evidentemente, no es el escenario esperado para la IA, pero merece la pena tener un punto de precaución, habida cuenta el exceso de expectativas generadas, tanto en la tecnología, como en la capacidad de EEUU de seguir liderando las bolsas mundiales durante los próximos años.

Informe mensual febrero 2025